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San Jacinto cuenta con un museo viviente que educa para la conservación

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Estudillo Heritage Park Water Conservation Education Garden.

City of San Jacinto Museum

695 Ash Street – San Jacinto, CA 92538

Phone: 951- 654- 4952

www.ci.san-jacinto.ca.us

“Creo que llovió solo una vez, en diciembre”, comenta Sandra Moreno, una visitante del jardín museo de San Jacinto, en Riverside. Sandra se lamenta “que las personas y los árboles estén sufriendo” y no puede recordar, como ocurre con muchos en el sur de California, si antes de aquella lluvia de fines de 2013, llovió en abril o mayo.

La preocupación por la sequía se ha incrementado en todo California desde el viernes 17 en que el gobernador Jerry Brown lanzó una proclama por el estado de emergencia debido a los bajos niveles de lluvia desde 2012 y que, según dicha proclama, se proyecta que dominarán también la estación de lluvia del 2014. Como nunca es importante conservar el agua y adaptar los hábitos de la población al clima adverso.

No hay lugar más apropiado para hablar de la sequía que este jardín viviente que lleva por nombre Estudillo Heritage Park Water Conservation Education Garden. El lema del jardín, que es un auténtico museo de plantas, llama a la sabiduría en el riego: “Keep it water-wise. Keep it beautiful.” (Riego sabio. Jardín hermoso). El terreno del que es a la vez vivero y huerto se subdivide en cuatro zonas de riego, para educar a los visitantes acerca del suelo.

El tríptico del museo, publicado por la ciudad de San Jacinto, explica que las cuatro zonas que caracterizan al sur del estado son chaparral, mediterráneo, costa y desierto y que en cada zona los criterios de cultivo y de riego obedecen al grado de tolerancia que muestran las distintas plantas al sol y a las temperaturas extremosas.

Por el clima y terreno de San Jacinto, ubicada al pie de una zona montañosa, domina el chaparral, consistente en arbustos que requieren de mucha luz y poca agua para crecer y florecer. Pero a pesar de las inclemencias del semidesierto en San Jacinto, como en otras ciudades del sur del estado, prevalece la lógica de que “con agua todo crece”, algo que los conservadores se esfuerzan en desalentar.

Hoy, en el jardín museo de San Jacinto los visitantes pueden ver algunas de las más de dos mil especies locales del sur de California, como encelia, laurel, ocotillo, agave, pino, romero, yuca, pérsimo o sauce. Pero ni este oasis del semidesierto está libre de la sequía que a mediados de enero no ve llegar las nubes. El establecer sistemas de riego diferencial para las distintas parcelas incluidas en este museo, demuestra que se puede modificar la actitud de los agricultores.

Daniel López, joven estudiante, fanático de la conservación y los sistemas sustentables, comparte que el secreto del “jardín eterno” es “sembrar como si siempre hubiera prohibición de agua”. Daniel aprendió sus técnicas de un agricultor mexicano que hablaba, según cuenta, “con tanta sabiduría que escucharlo era como asistir a una clase”.

Otras comunidades de California mostraron interés por la siembra y las bondades de la tierra. En el libro Viaje a California, las islas Sandwich y alrededor del mundo en los años 1826-1829, el viajero francés Auguste Bernard Duhaut-Cilly recopiló información que muestra que José María Estudillo, comandante del Presidio San Diego y primero en la línea de Estudillos de California, cultivaba un jardín experimental. En su correspondencia de 1827 con Francisco de Paula, analizada por la historiadora Catherine McShane, Estudillo informa a su amigo de Paula, residente de las islas Sandwich (viejo nombre de Hawaii) que está enviando con el navegante Duhaut-Cilly “menta, melisa, borraja y ruda mismas que tengo en mi huerto, en casa”. Y aclara que le llegarán “de Santa Bárbara romero y brotes de olivo y durazno para transplantar”.

“La ciudad de San Jacinto está llena de árboles viejos”, comenta Manuel, un jardinero buen conocedor que prefiere no dar su apellido. “Muchos de esos árboles viejos están invadidos de plaga”, agrega. “Algunos están en lotes baldíos, abandonados.” Y puede afirmarse que la vegetación que hoy existe en los distintos puntos de la municipalidad muestra la historia desde el punto de vista de sus primeros habitantes.

Lynn Peterson, miembro del consejo de amigos del museo de San Jacinto que apoya a la ciudad en la operación del Water Conservation Education Garden, señala que “los árboles de este museo jardín ya aparecen en las fotografías de 1889 donde vemos cipreses, olivos y palmas.”

En español la expresión que distingue al buen jardinero es “tener buena mano”, lo que en inglés se traduce como tener “green thumb” (pulgar verde). Pero la jardinería involucra mucho más que el azar de “una buena mano”.

Son varias las destrezas involucradas en el cultivo de las que se conocen como tierras “temporaleras”, porque ante la carestía del preciado líquido para su riego dependen del agua que les llega de manera natural. Estas destrezas incluyen conocimiento del suelo, el clima y la convivencia de unas especies con otras; consumo regulado de agua; manejo de ramas y follaje para producir sombra e influir en el modo como cada planta filtra la cantidad de luz requerida.

En eso de sembrar no hay manual que valga, apenas la experiencia y el saber adecuar los cultivos a los cambios climáticos.

Tal vez sea la sequía la que por fin despierte el interés por la conservación y por la agricultura, dos áreas del quehacer cultural y económico que se han visto avasalladas por un desmedido crecimiento urbano más centrado en cuestiones estéticas o en el disfrute de la naturaleza que parece creer equivocadamente que los recursos naturales no van a agotarse nunca. Pero como sugiere también este parque público, “A Rich History, A Bright Future”: el observar la rica historia de la región puede prometer un brillante futuro.

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