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Montevideo: Ciudad de letras

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En las mañanas frías, los montevideanos no perdonan el mate y una buena plática. Si se presta la ocasión, no dejarán de mencionar que las calles de su ciudad “huelen a tinta”.

La frase se justifica totalmente al explorar la capital uruguaya, de cara al Río de la Plata, y pasear por aquellos cafés, librerías, hoteles y teatros de los que se enamoraron Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares.

Los dos escritores uruguayos, Galeano y Benedetti, convirtieron en su segundo hogar el famoso Café Brasileiro, ubicado en la calle de Ituzaingó 1447 en la Ciudad Vieja, o casco antiguo, donde se fundó Montevideo en el siglo 18.

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Se trata de uno de los más antiguos de la ciudad: abrió sus puertas en 1877. Lo poco que se sabe de sus primeros dueños es que fueron dos caballeros de apellidos Correa & Pimentel.

La razón del nombre es un enigma; aunque se sospecha que los primeros propietarios tenían varios negocios en Brasil y que quisieron rendirle un homenaje a este país.

Con el pasar de los años, el lugar fue cambiando de dueños, hasta que en 2010 fue adquirido por Andrés Sardi, a quien le tocó convivir con Galeano.

“Era parte de la casa, encantador, venía siempre los martes y se sentaba en la misma mesa, pegada a la ventana, desde donde daba entrevistas o, simplemente, platicaba de la vida.

“La gente que lo admiraba le dejaba con nosotros alguna carta, libro o regalo para que se lo hiciéramos llegar”, dice Sardi.

También en el Café Brasileiro coincidió varias veces con Benedetti, cuando todavía no era dueño, pues el poeta falleció el 17 de mayo de 2009.

“Mario era más reservado, aunque adoraba platicar de literatura, su desenvolvimiento respondía más al de un artista enigmático”, cuenta Sardi.

El diseño del lugar permanece prácticamente intacto desde su fundación. Con paredes recubiertas de madera, pequeños candelabros y una barra, más alta de lo usual, desde donde se sirven desde expresos, jugos y tés hasta cafés con whisky o ron.

Entre las pocas cosas que se agregaron a la decoración en los últimos años se encuentran algunos cuadros con reportajes caricaturas, fotografías y reportajes de Galeano que él mismo donó, a manera de hacer del local una extensión de su estudio.

Aquí pasó tantas horas el autor de Las venas abiertas de América Latina (Monthly Review, 1971), que creó su propia bebida: hecha con café, crema chantillí, dulce de leche y amaretto. Forma parte de la carta bajo el nombre de Café Galeano.

En las paredes también hay una fotografía de Benedetti sentado en una de las mesas, la cual sería la portada del libro Mario Benedetti a imagen y semejanza: Antología de cuentos (Seix Barral, 2010).

Pero la ciudad de Montevideo tiene más que ofrecer a los amantes de la literatura.

Hospedaje histórico

Cuentan los uruguayos que el legendario Hotel Cervantes poseía una suerte de vibra enigmática difícil de explicar. Quizás fue esta aura misteriosa lo que convirtió a Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares en asiduos clientes del recinto, inaugurado en 1927, y que hoy lleva el nombre de Esplendor Hotel Montevideo.

O quizás fue su ubicación, en la calle de Soriano 868, la razón por la que los escritores argentinos lo visitaban continuamente; el hotel está a unas cuadras de la Ciudad Vieja, donde se encuentra el Teatro Solís, recinto que desde su fundación, el 25 de agosto de 1856, ha montado infinidad de óperas de Verdi, Morzart y Donizetti

Además en esta zona siempre han abundado las librerías: cada tres cuadras se encuentra alguna; así como restaurantes desde los que suenan tangos de Gardel.

Tanto Cortázar como Bioy Casares le tuvieron un cariño tan especial al Hotel Cervantes, que cada uno escribiría un cuento sobre el recinto con una historia muy similar: la de un hombre de negocios que llega a hospedarse y por la noche escucha ruidos extraños en la habitación contigua.

Cortázar lo haría con La puerta condenada (1956) y Bioy Casares con Un viaje o El mago inmortal (1962). Al pasar de los años, la coincidencia convertiría en toda una leyenda al hotel, que les jugó a los autores una mala broma.

En 2002 el inmueble, también visitado por José Luis Borges, fue declarado Monumento Histórico Nacional, aunque ya no se encontraba en sus mejores años; sería hasta noviembre de 2011 que se reinauguraría y convertiría en el primer hotel boutique del país.

Hoy destaca por su elegancia y glamour, aunque resulta imposible no husmear por sus tranquilos pasillos y esperar que la musa de las letras aparezca de alguna manera.

La más bonita

Si por algo se caracteriza Montevideo es su gran cantidad de librerías, pero ninguna tan hermosa como Más Puro Verso, en la Calle Peatonal Sarandí 675.

Se aloja en un edificio estilo Art Deco construido en 1917 por el arquitecto Leopoldo Tosi. Originalmente fungió como óptica, pero en los últimos años cambió los armazones por miles de libros.

Conserva en su interior un vitral en el que aparece un enorme reloj, y en su primer piso hay un cómodo restaurante en el que se puede pasar la tarde.

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