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Con Cuba, es el momento de estar del lado correcto de la historia

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El presidente Obama tiene la manía de estar del lado correcto de la historia.

La primera señal fue durante el inicio de su presidencia cuando a pesar de la gran oposición republicana, logró pasar la ley de cuidado de salud que culminó en la cobertura médica de millones de personas, algo que había eludido a varios presidentes.

Después vendrían otras señales, algunas menos conocidas pero igualmente importantes.

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Entre ellas, las acciones ejecutivas migratorias y el aumento al salario mínimo para empleados de contratistas federales. También está su memorable postura en cuanto a la aceptación de las parejas homosexuales, que sirvió como un parteaguas para acelerar el cambio de opinión tanto entre políticos como entre la población en general.

Para nosotros los latinoamericanos, hay una que resalta por su peso histórico: la relación entre Estados Unidos y Cuba, y el embargo impuesto en contra de la isla hace más de 50 años.

Hace unos días, el gobierno de Obama finalmente retiró a Cuba de la lista de países que “patrocinan” el terrorismo. Y aunque podría parecer solo una formalidad, fue un paso importante en la normalización de las relaciones entre ambos países.

En teoría esto abre la puerta al intercambio de embajadores, y quizá más importante, nos acerque un paso más a poner fin a un embargo que dejó de tener sentido hace muchos años, y que ha sido un impedimento para una relación más fructífera con el resto de Latinoamérica.

La eliminación del embargo será el paso más difícil ya que está en manos del Congreso, cuyas mayorías están bajo control del partido republicano. Y desafortunadamente ya empezamos a ver trabas.

El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, afirmó que el Congreso está comprometido con mantener el embargo en pie.

“La mayoría de las sanciones en contra del régimen cubano están centradas en otras leyes, leyes que la Cámara de Representantes se compromete a continuar”, dijo.

Sus comentarios coinciden con varias acciones obstructivas, incluyendo una de un panel en la Cámara de Representantes que considera limitar los fondos para abrir una embajada estadounidense en Cuba, y financiar operaciones para abrir una embajada cubana en Estados Unidos. Los republicanos también están considerando incluir lenguaje en una ley de transporte en donde se restringirían los viajes a Cuba por barco y avión.

Desafortunadamente, todo esto se da en un momento en el que Estados Unidos se prepara para las elecciones presidenciales de 2016. Si podemos aprender algo de la reforma migratoria, es que es casi imposible aprobar leyes controversiales durante la temporada electoral.

Candidatos presidenciales como Marco Rubio y Jeb Bush, ambos con raíces políticas en Florida, ya declararon su oposición a las medidas de la administración de Obama. La postura más preocupante es la de Rubio, que como senador, tiene la capacidad de poner frenos a cualquier medida para remover el embargo.

Se entiende que en lugares como Florida aún exista resentimiento hacia la forma violenta e injusta en que Cuba hizo su transición a un país comunista. Pero aunque los argumentos de que la isla comunista debe ser una transición a un sistema democrático y mejorar su récord de derechos humanos son 100 por ciento válidos, no deberían ser una condición para normalizar las relaciones con el país caribeño.

Muchos de estos son argumentos generacionales, y carecen de los fundamentos estratégicos de un mundo moderno distante al de la Guerra Fría, en donde los conflictos se daban en términos de ideologías y sistemas económicos.

El cambio en la isla caribeña se dará también con base en cambios generacionales, y en una apertura que permita que los propios cubanos cambien a su país de adentro para afuera. Cuba está demasiado cerca de Estados Unidos para continuar oprimiendo a su gente en un ambiente de apertura.

La historia comprobará que los republicanos estaban en el lado equivocado en cuanto a la ley del cuidado de salud, la reforma migratoria, la aceptación de los homosexuales, el aumento al salario mínimo y muchas otras cosas más.

También se equivocan al querer seguir con el embargo a Cuba.

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