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Restaurante argentino marca la pauta en martinis en Tijuana

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Durante más de una década, Cheripan ha estado ofreciendo el sabor argentino a la ciudad de Tijuana.

Una mezcla de la cocina argentina adaptada al gusto mexicano, con un ambiente tipo lounge de Los Ángeles, es como se puede describir Cheripan, y desde su apertura en el 2001, el concepto no se ha anquilosado en esta ciudad fronteriza donde los establecimientos pueden experimentar tanto flujo como la frontera misma.

Todo comenzó con la sencilla visión del empresario nacido en Córdoba, Argentina, Juan Carlos Eguiluz de traer a Tijuana el choripán, un popular sándwich de chorizo servido en Sudamérica con chimichurri (una salsa con perejil, vinagre, ajo, aceite de oliva y hojuelas de chile).

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Después de abrir una tienda pequeña pero exitosa de choripán en La Recta de Tijuana, Eguiluz construyó el restaurante con su exesposa en la zona Río y lo nombró Cheripan; un juego de palabras con che una expresión coloquial argentina, y choripán.

“Fue el momento adecuado”, dice Eguiluz.

Previamente él había estado viviendo en Los Ángeles antes de mudarse a Tijuana y viene de una familia de restauranteros y hoteleros en Argentina.

“Solo puedo recordar algunos restaurantes de Tijuana en aquel momento”, dice, denominándolos con los dedos de una mano.

Cheripan —que está iluminado con una luz tenue, mesas de granito, madera oscura, y una vasta colección de vinos en exhibición ya que Eguiluz es también un entusiasta del vino— sirve filetes estilo argentino, empanadas y por supuesto el choripán, con precios que Eguiluz dice son “justos”.

Hoy, hay otros dos restaurantes Cheripan, uno ubicado en el centro comercial Galerías y otro en Otay. También hay más restaurantes argentinos en Tijuana que en San Diego.

Quizá esto se deba a la tradición norteña en México de comer carne asada tan similar a la de los argentinos que gustan de sus asados: “En un momento había más vacas en Argentina que personas”, comentó Eguiluz.

Sin embargo, ha tenido que aprender a adaptar su carne específicamente al gusto de su clientela.

“Al mexicano le gusta comer su carne siempre acompañada con algo”, dijo, y es por eso qué en Cheripan siempre es servida con una salsa o con chile, nunca sola como se acostumbra en Argentina.

También ha descubierto el arte de cocinar con chile. “Antes pensaba que los mexicanos comían tanto chile porque no sabían darle sabor a la comida, ahora puedo cocinar con casi cualquier tipo de chile: hablaba yo desde un lugar de ignorancia”, dijo mientas agregaba una cucharada de salsa habanera hecha en casa al platillo con catsup sobre la mesa.

Pero han sido los martinis de sabores en Cheripan los que han acaparado la popularidad del restaurante.

Con más de 30 sabores que incluyen pepino, tamarindo (el más popular) y su última creación; el martini de mazapán, la presentación de los cócteles en Cheripan se puede decir ha sido una novedad en la región.

“Fuimos los primeros en marcar la tendencia de traer el shaker a la mesa”, dice el restaurantero de los cócteles que son preparados con la coctelera al lado de la mesa del comensal, parecida a la manera en que la ensalada de César es preparada table-side en otros restaurantes de Tijuana.

En fin, Cheripan ha encajado bien con la reinvención gastronómica que ha sucedido en Tijuana durante la última década, pero Eguiluz también acredita al servicio parte de su éxito.

“Hay amor”, dice sobre su atención al cliente. “Es esa esencia latina. Si pongo el agua sobre la mesa y digo ‘ten’ (sin siquiera mirar al cliente)”, demuestra desinterés. “Ahora, si pongo el vaso sobre la mesa y digo ‘ten’ (con gusto y atención), eso hace toda la diferencia”.

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