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San Quintín ¿cómo llegó a la huelga?

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El libro

Esta conferencia se trató del libro: De jornaleros a colonos: residencia, trabajo e identidad en el valle de San Quintín

Editado por el Colegio de la Frontera Norte, Colef 2015. Disponible en la librería del propio COLEF o de manera electrónica en:

libreria.colef.mx

Laura Velasco, Christian Zioniski y Marié- Laure Coubés han pasado la última década estudiando la comunidad de San Quintín y acaban de publicar el libro De jornaleros a colonos: residencia, trabajo e identidad en el valle de San Quintín, editado por el Colegio de la Frontera Norte.

El trabajo de los académicos plantea que parte de los problemas sociales que ahora son un estallido que llevaron a la huelga en San Quintín tienen parte de su origen en una serie de asentamientos en una región que no tiene infraestructura ni servicios. Tal situación ha generado un descontento social y una lucha de un sector por ser reconocidos tanto por el gobierno como por el resto de la comunidad como “sanquintinenses”.

La huelga, iniciada el 17 de marzo luego de cuatro meses de intentar el diálogo con el gobierno, tiene el apoyo de organismo de trabajadores en el ámbito internacional y podría derivar en un desabasto del mercado californiano o incluso un boicot a empresas que comercializan los productos de San Quintín en California.

En la presentación reciente del libro, Laura Velasco y Christian Zioniski hablaron sobre el tema.

¿En qué condiciones se da la huelga de 1988 que es el antecedente a esta?

Laura Velasco: Este periodo de movilizaciones de los años ochenta se caracterizan por la residencia controlada, por el control de la vida, no solo el control durante sus horas de producción, sino de los horarios de reproducción.

Algo importante es que no existe una intermediación del estado. En este momento, en la huelga del 88 ellos negocian directamente en Mexicali en la oficina del gobernador, no hay una instancia estatal que sea la intermediaria en la propia región.

Los trabajadores estaban bajo la sombrilla organizativa de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, la CIOAC: una gran organización que viene desde Sinaloa encabezada por líderes que son profesionales, activistas profesionales cercanos a la izquierda, comunista; y miembros del partido socialista con una formación política muy clara y condiciones para lograr la huelga.

Hay reacción, no solo los trabajadores se movilizan, sino que hay una reacción de los empresarios. Simultáneamente los ejidatarios se constituyen en una unión de ejidatarios de la costa y firman contratos colectivos con la CTM en 1984, antes estaban con la CROM. La mayoría se queda con CTM porque se veía venir un movimiento organizado.

Hay cooptación de estos líderes y las relaciones patronales estaban muy caracterizadas por las relaciones personales.

Empieza también ahí la formación de sindicatos, primero blancos luego de protección. Se logró un aumento salarial y varias demandas, pero también se dio la represión como un mecanismo claramente establecido para las movilizaciones, para establecer un orden.

¿Qué papel juega la presencia del estado?

Laura Velasco: En los años ochenta, no había presencia institucional, no había oficinas. Antes, si querían pelear un despido injustificado tenían que ir hasta Ensenada, o hasta Mexicali y la distancia por tierra no era cualquier cosa para un trabajador, tenía que dejar de hacer cosas y tener recursos para ir.

Eso cambia mucho una vez que hay instituciones. Es cierto que aún instaladas hay omisión, primero hay omisión de existencia y la otra es que una vez estando ahí no actúan.

Algo que también discutimos es que en los talleres de intervención (organizados por estos investigadores para conocer el proceso de formación de identidad de los residentes de San Quintín), en general los funcionarios (no en todos los casos) hablan más como representantes de una clase que como representantes de un gobierno que incluye a diferentes sectores. Esto no pasa solo en San Quintín pero en San Quintín particularmente tiene un peso importante porque la clase que está con más voz y más representados son los empresarios, entonces usualmente con muy buena voluntad, hablan en nombre de los empresarios y eso nos habla de un gobierno que representa solamente ciertos intereses.

¿Cuál es la postura y papel de los empresarios?

Christian Zioniski: Lo primero es que el sector de los empresarios no es un bloque monolítico sino variado.

En el trabajo de campo encontramos a empresarios que están dispuestos a dar más a sus trabajadores que la mayoría de las compañías.

Algunas compañías no tienen los vínculos políticos que tienen algunas compañías mexicanas que están muy establecidas. Son las primeras las que están más dispuestas a ganar y mejorar el salario y son más abiertas a acudir a un sindicato independiente y son al final más generosas y más inclinadas a cumplir con las reglas, porque no tienen los vínculos políticos que otras compañías que están más implicadas en el tema. Es precisamente esa apertura la que permite la posibilidad de romper ese monopolio.

¿Cuál es el papel de la presión externa en la huelga actual?

Christian Zioniski: Efectivamente, a partir del final de los años noventa hay bastante influencia de compañías extranjeras: Driscolls, Monsanto y algunas otras y observamos que las condiciones sanitarias en el trabajo mejoran, como la dotación de agua, baños, etcétera. Esas mejoras no son de políticas fundamentales sino de mercado, todavía tienen limitaciones que tienen que ver con el salario pero hay una disminución de trabajo infantil porque ante la publicación de historias sobre esas prácticas se han perjudicado sus ventas y se vuelven mucho más cuidadosas.

¿Qué factor juega la cercanía con California en el movimiento jornalero?

Laura Velasco: La importancia de California como mercado de consumo es su cercanía. Una conciencia incluso mucho más evidente son las redes de migrantes: la migración hacia Estados Unidos está presente en las familias, muchos tienen hermanos, tíos que están en Estados Unidos y esta movilidad que se da cerca de la frontera tiene una inmediatez muy distinta que venir desde Oaxaca; y les da información inmediata de lo que pasa en California, por ejemplo, en términos de salarios; lo que se gana en California versus lo que se gana en San Quintín.

Y otra vía que se ha visto con este nuevo movimiento más evidente es el tema de las alianzas transfronterizas y la formación de liderazgos, porque varios de estos líderes han participado en movimientos en Estados Unidos, en Florida, en California, en Oregon, hay una acumulación de experiencia política que se trae al Valle.

¿Qué tan prevalente es el acoso sexual, uno de los puntos petitorios de la huelga?

Laura Velasco: En los talleres de intervención sociológica logramos incorporar a algunas de las mujeres que en esos momentos tenía un proyecto de género que derivó en la creación de La Casa de la Mujer Indígena que actualmente funciona en el Valle.

En el marco de los talleres ellas plantean el tema del acoso sexual como uno de los grandes problemas que hay en las relaciones laborales –estamos hablando de 2005— y desde antes hablábamos con los propios jornaleros que venían de estos mismos campamentos o desde Sinaloa por ejemplo recibimos sobre todo de los menores esta realidad.

La asociaban mucho con el papel que tenían los intermediarios como principales responsables del acoso sexual y en algunos casos, según sus testimonios iban más allá del acoso sexual. Hay testimonios de violaciones por ejemplo. Condicionar darle un puesto de contador al papá a cambio de la hija, la hermana. Es un tema de reflexión y no solamente eran los intermediarios, también eran los empresarios.

¿Cómo se relaciona el movimiento social con los asentamientos?

Laura Velasco: Los trabajadores empezaron a salir para tener control mínimo sobre sus vidas personales.

El movimiento de asentamiento no solo involucra a los trabajadores, es una trama compleja de intereses en la que los propios empresarios están interesados, porque mantener los campamentos y las demandas era tremendamente costoso no solo económicamente sino políticamente: Estaba el TLC y la entrada de certificadoras que aseguraban que pudiera colocarse el producto en California.

Se empezó a supervisar la higiene, muchos de estos campamentos eran un foco de infección así que el apoyo a que se asentarán se dio porque tienen una presión por parte de los mercados de consumo que se vuelve un modo de presión para los empresarios.

Entonces hay una convergencia de los intereses de trabajadores y empresarios por el asentamiento fuera de los campamentos en los propios campos y eso permite la entrada de otros actores que son fundamentales para entender el momento actual que son los comités de colonia, que son pequeños líderes comunitarios donde las mujeres tienen un papel importantísimo y estos comités de colonias cambian la política porque ellos son los que se encargan de hacer la regularización de los terrenos y pedían servicios.

¿Cómo se integran los jornaleros al resto de la comunidad de San Quintín?

La energía organizativa estaba centrada en asentarse, una vez que se asientan hay un sector nativista, un sector de profesionistas, de funcionarios que se sienten que son los originarios y que tienen derecho a llamarse sanquintinenses y sin embargo construyen al trabajador agrícola o los que llegaron por el trabajo agrícola como “los extranjeros eternos” son migrantes, fuereños y están de paso, cuando ellos estaban antes.

La disputa identitaria de ser reconocidos como parte de una comunidad que es esta nueva comunidad regional que es San Quintín, ya no son solo las movilizaciones para exigir laboralmente, sino para decir ‘nosotros somos sanquintenses, nosotros tenemos derecho a opinar sobre la municipalización o no municipalización, tenemos derecho a pedir que el gobernador venga y nos escuche’.

Al observar este proceso de asentamiento podemos decir que tienen toda la razón: La región existe porque existe un proceso organizado y colectivo de poblar la región.

Hoy hay un rostro de San Quintín mucho más complejo, vemos a un gobierno instalado realmente –que no había en los años 1980— una estructura institucional muy clara a nivel estatal y federal en el Valle. Tenemos estas estructuras microregionales como las colonias y estos pequeños sectores de profesionistas que tienen un papel ideológico importante, porque han producido medios de comunicación donde ponen su punto de vista, construyen su propia identidad y es un punto de enfrentamiento entre ellos y la radio de San Quintín (XQIN) de proyecto indígena, versus estos otros medios que controla esta población y donde se dirime quiénes son y quiénes no son sanquintenses, o sanquintinenses.

Hay un continuo estado de lucha de identidad y este es un proceso de arraigo sumamente disputado, que está cruzado por un conflicto de clase, pero también hay una base de raza muy fuerte, donde los propios indígenas son calificados siempre como migrantes, de fuera, y en términos culturales, hay una especie de racismo muy muy fuerte donde se les atribuye ciertas características culturales que los descalifican.

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