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Estado Islámico, más allá del terrorismo

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Denominado Estado Islámico de Irak y Levante, este grupo islamista pasa actualmente por ser la mayor amenaza terrorista de Occidente, aunque “solo bombardeando no se puede acabar con él”, adelanta el periodista y escritor Javier Martín, autor del libro Estado Islámico. (Geopolítica del caos) de la editorial Catarata

(www.catarata.org).

En entrevista, Martín considera que su libro “va a sorprender, porque afirma todo lo contrario de lo que están diciendo los medios de comunicación desde hace unos años”.

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Para Martín, actualmente delegado de la Agencia Internacional de Noticias española EFE en Túnez, el Estado Islámico (EI por sus siglas en español; IS en inglés) se trata de “un movimiento local, que no tiene una idea de expandirse por el mundo, como Al Qaeda. Pretenden extenderse por Irak, controlar Siria y el corazón de Oriente Medio, pero no propagarse por Europa”.

P. ¿Por qué surge el Estado Islámico?

R. El primera paso fue la invasión de Estados Unidos a Irak, en 2003, no la invasión por sí sola, sino el error del presidente George W. Bush de destruir el Estado y desmontar el Ejército. Entonces, el Ejército y la burocracia en Irak estaba en manos de los suníes y, a éstos, les alejaron pensando que eran pro Hussein y eso fue un error. Desmontar el Ejército iraquí y poner a los suníes en un rincón es el origen del EI. Y una cosa que llama mucho la atención es que, dentro del EI, está el califa Abu Bakr al Bagdadi, que fue perseguido por Saddam Hussein, pero ahora su estructura se apoya en antiguos colaboradores del dictador… Toda aquella base de Hussein, que no se incorporó al nuevo Irak, es la que ahora controla el EI.

P. ¿Cuál es el ideario del Estado Islámico (EI)?

R. Para mí, ahora mismo, sobrevivir. Pero su primer objetivo a corto plazo es conquistar Bagdad, porque siempre ha sido la sede del califa y, si alguien se nombra califa como el caso de Bagdadi, debe estar en la capital de Irak. Su ideología es muy parecida a la que hay en Arabia Saudí, un islam cerrado, duro, sin ningún tipo de integración.

‘Un grupo que se autofinancia’

P. ¿Quién financia el EI?

R. Se autofinancia. Se calcula que el 5 por ciento del dinero que reciben procede del exterior y el resto de su propio negocio, un negocio mafioso. Tiene mucho petróleo y lo venden. Los cálculos más bajos dicen que generan más de un millón de dólares en barriles de petróleo al día, lo que significa 365 millones al año. Los cálculos más grandes dicen que son más de 3 millones de dólares al día, mil millones de dólares al año, una cantidad muy importante.

Otra fuente de ingresos es la compraventa de armas, los rescates de extranjeros, porque no solo son los periodistas occidentales, hay un gran negocio de secuestros que afecta a camioneros turcos, iraquíes o iraníes. También han vendido mucha arqueología y disponen de un sistema recaudatorio que se basa en la extorsión, que combina cosas de la mafia y cosas de un Estado.

P. ¿Por qué son tan violentos?

R. Los videos que vemos de gente que decapitan son un instrumento de propaganda excelente. Ése es el gran problema. Mientras en Occidente sigamos informando sobre el EI solo poniendo videos de sus atrocidades estaremos alimentando su máquina. Porque cuantos más videos y decapitaciones se vean, el mensaje que mandan es que “podéis hacer lo que queráis que nosotros hacemos lo que nos da la gana”. Tienen una máquina de propaganda tan buena, los videos están muy bien hechos y se mueven muy bien por las redes sociales, que cada vez están atrayendo a más gente.

P. ¿Qué deben hacer los gobiernos de Occidente ante este grupo?

R. Deben cambiar la estrategia. Solo bombardeando no se puede acabar con el EI. La idea es intentar convencer de que Irak sea un Estado Federal. Hay movimientos suníes, dentro de Irak, que no son como el EI, que son moderados, y creo que habría que promoverlos.

Además hay que conceder lo que están pidiendo los suníes, que es una vida más justa, que se reconstruyan sus zonas, que tengan trabajo, que tenga representación en el Parlamento, en decir construir una alternativa a los violentos y conseguir que ese sunismo moderado crezca, porque la gente no quiere a los violentos, lo que quieren es tener seguridad en su casa y eso se los ha dado el EI. Les ha dado comida, escuelas, hospitales y por eso le apoyan. Vamos a hacer lo mismo, un país de verdad, con una parte chií y una parte suní, que se puedan desarrollar como pueblo y haya un Irak federal. Creo que es la única solución… .

‘La marca Al Qaeda se está diluyendo’

P. ¿Qué diferencias y relaciones existen entre Al Qaeda y EI?

R. Es una relación muy conflictiva. Ha aparecido una rivalidad porque tienen los mismos objetivos, conseguir un estado islámico, pero no consideran la misma forma de llegar a él. Al Qaeda cree que todavía estamos en una época para preparar la lucha y de ideologizar a la gente, y el Estado Islámico considera que ya tiene una conquista territorial.

Al Qaeda es una idea y EI es una idea hecha realidad. Al Qaeda quiere un estado islámico y EI dice aquí lo tienes: nosotros controlamos los ayuntamientos, la educación, pago los salarios, controlo las aduanas, esto es un estado islámico. Al Qaeda no tenía la idea de gestionar un país, el EI gestiona un territorio, esa es la gran diferencia.

Al Qaeda está viendo que la capacidad de propaganda y atractivo entre los jóvenes le está quitando apoyo, y la marca Al Qaeda se está diluyendo en favor de EI. Por eso existe una gran rivalidad.

P. Cuatro años después de la muerte de Osama Bin Laden, ¿qué valoración se tiene de este personaje?

R. Bin Laden era más importante para los occidentales que para los musulmanes. Bin Laden era una figura histórica de Occidente, era el enemigo que tenían que matar y su captura fue un alivio para Estados Unidos. Pero yo creo que, dentro del mundo musulmán, Bin Laden no tuvo tanto impacto como en Occidente. Es una figura más. Por ejemplo, el ayatolá Jomeini fue mucho más influyente. Bin Laden fue la cabeza de una idea, el enemigo de Occidente, pero no se le recuerda, ni siquiera en Pakistán.

P. ¿Habrá más atentados como el que ha ocurrido recientemente en Túnez?

R. Creo que sí. El peligro en el norte de África es la posible desestabilización de Argelia. Es el país más grande de África y del mundo árabe, está bajo una dictadura y, si ésta cae, no sabemos lo que nos podemos encontrar. Porque en Argelia si existe mucho yihadismo que viene de Mali, Níger, Mauritaria, Chad… ese es el gran peligro. Para Europa no es una gran amenaza el EI, el riesgo grave es la desestabilización del norte de África, y Argelia es una pieza clave.

P. ¿Qué ha quedado de las primaveras árabes?

R. Mucho dolor y mucha frustración. Esa es otra zona de inseguridad. El ejemplo es Egipto. Toda la lucha que sostuvieron para echar al dictador, la sangre derramada de amigos y compatriotas, ha terminado con otro dictador, Sisi, con un país con peor economía. Los jóvenes tienen pocas opciones de futuro, no hay justicia social… Eso crea mucha frustración. “¿Para qué he hecho una revolución?, ¿para qué me he esforzado si he llegado al mismo sitio que estaba?”, se cuestionan. Ya todo el mundo habla de que habrá unas segundas primaveras árabes, porque no ha habido una solución, ha sido levantarse para caer en el mismo sitio...

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