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Millonario, guapo y humilde

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Si algo deja dinero en Estados Unidos es el deporte profesional, pero no todas las estrellas de la cancha se dan vida de lujos y excentricidades... Basta conocer a Daniel Norris, quien vive con lo mínimamente necesario a pesar de ganar cerca de dos millones de dólares al año.

Con apenas 21 años, el pitcher de los Azulejos de Toronto vive en una combi, cocina sus alimentos en una estufa portátil y no tiene más pasatiempos que surfear y caminar en la montaña.

Cada mes le pide a su agente que solo le dé 800 dólares de los 116 000 que le corresponden. Con esa cantidad surte de alimentos su pequeño refrigerador (o sea, una hielera), llena el tanque de gasolina de su van y compra libros, mismos que luego dona a librerías y bibliotecas públicas.

No es que Norris esté haciendo una manda o tenga alergia al dinero: Para él una vida austera no es sacrificio, sino libertad. Además, siente no merecer la fortuna que le pagan por tirar una pelota.

“¿Quién soy para merecer eso? ¿Qué es lo que realmente he hecho para tenerlo? En realidad estoy más cómodo siendo pobre”, señaló recientemente a la cadena ESPN.

Le gusta tocar la guitarra y recitar poemas. No tiene novia, no fuma, no consume drogas, no bebe y no ve televisión... pero dudamos que las chicas lo perciban como un hombre aburrido.

Austeridad sobre ruedas

En el 2011, antes de firmar contrato con el equipo canadiense, Norris compró una combi modelo 1978 con los 10 000 dólares que había ahorrado trabajando en la tienda y taller de bicicletas de su padre.

La camioneta en donde pasa los días y las noches cuando no está concentrado con el equipo se llama Shaggy en honor al flacucho personaje de la caricatura Scooby Doo que viajaba junto a sus amigos en una van similar.

Shaggy tiene lo necesario para hacer feliz al beisbolista hippie: cama, cocina portátil y una breve estancia para leer. Norris alcanza en su casa rodante la fabulosa velocidad de 92 kilómetros por hora para llegar a la playa más cercana o la próxima montaña que se le antoje explorar.

El lanzador originario de Tennessee está dentro de las cinco promesas de pitcheo de acuerdo al ranking 2015 de las Ligas Mayores.

El beisbol hace gala de sueldos millonarios: Un atleta estrella de esta disciplina puede ganar hasta 30 millones de dólares al año, tal como Alex Rodríguez cobró en los Yanquis de Nueva York durante la temporada 2013.

Pero por lo pronto, el austero Norris no tiene entre sus aspiraciones convertirse en el próximo atleta rockstar.

“Considero un lujo poder vivir así, viajar a los alrededores, dormir en la paya. La van es parte de mí, suelo apagar el radio y escuchar solamente el sonido del motor. Aprendo más en la carretera de lo que aprendí en el colegio”, declaró en una entrevista para el canal de YouTube de las Grandes Ligas.

Tres metas

Norris vive para lograr tres cosas: La vida eterna, la zona de strike y buenas olas para surfear.

Así lo manifiestan sus perfiles de Twitter e Instagram en donde reúne más de 120 000 seguidores entre ambas plataformas.

Si no supiéramos que está a punto de convertirse en la próxima estrella del beisbol, las fotos de sus redes sociales nos harían suponer que es un hipster más del montón. O un renegado del capitalismo. O un modelo de Urban Outfitters en campaña.

En las imágenes abundan fotos de atardeceres junto a su combi y paisajes en la montaña durante las excursiones que realiza, claro, cuidando siempre que el largo y espesor de su barba sea el adecuado.

“No voy a cambiar solo porque la gente piensa que esto es raro, la única manera en la que voy a tener una buena temporada es iniciándola feliz y en equilibrio, y siendo tal como soy.

“Puede ser poco convencional, pero para sentirme bien con la vida debo tener algo de aventura”.

Atleta de dios

La vida mesurada que Norris ha decidido tener parece estar cimentada en la humildad que promueve su fe cristiana.

“Juego beisbol porque lo amo más que a nada, pero juego beisbol para Dios, si no fuera por Él, yo no entendería esta oportunidad de jugar con los Azulejos”, señaló también a ESPN. “En última instancia, en la vida, yo quiero ser conocido como cristiano, pero el beisbol es mi vida y creo que se une muy bien”.

El pitcher zurdo ha confesado que en el montículo pronuncia versículos de la Biblia para concentrarse y que dedica sus victorias a la Gloria de Dios.

“La mitad de los chicos (de la liga) no conocen a Dios, pero no soy una persona mejor que ellos”, afirma.

Otros ricos y aterrizados

El beisbolista Daniel Norris no es el único millonario que decide vivir de manera moderada.

Recientemente, el CEO de la empresa Gravity Payments, un rubio de 30 años y pelo largo llamado Dan Price, decidió bajarse el sueldo para que sus empleados tuvieran mejores ingresos.

Price ganaba un millón de dólares al año, pero ahora está dispuesto a vivir con 70 000 anuales con el fin de bajar su salario y subir el de sus 120 subordinados.

“Mientras más tienes, más complicada se vuelve tu vida”, dijo a ABC News, quien es ahora considerado por varios sitios como el “Jefe del Año”.

Price descarta que su decisión sea una obra de caridad para sus empleados, sino una inversión, pues la motivación de éstos atraerá mejores oportunidades de negocio para la empresa.

“Ésta es una solución capitalista a un problema social, creo que la decisión se paga sola”, señaló a The Huffington Post.

Otro enamorado de vivir en un camper es Matthew McConaughey, quien durante muchos años vivió en uno de ellos a pesar de ganar millones por su trabajo en la pantalla.

En 1996, antes de casarse y procrear tres hijos, el actor de 45 años compró una van GMC en donde acondicionó una cama e instaló un refrigerador, y se fue a vivir en un estacionamiento para estos vehículos en Malibú.

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