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Medita en salud

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Para meditar no es necesario enclaustrarte, adoptar una postura, modificar tu alimentación, mantener los ojos cerrados, poner música o usar cualquier aditamento o accesorio.

No se requieren todas esas condiciones para practicar la meditación Ishaya, indica Yoatzin Villegas, maestra de meditación Ishaya que forma parte de la organización internacional Camino Brillante.

“Es una técnica de meditación fácil y gentil que te permite cambiar la relación con tu mente y así crear un estado armónico contigo y los demás.

“Es muy fácil en comparación con otras disciplinas porque no requiere de algún espacio específico, postura o régimen alimenticio particular. Se puede practicar incluso con ojos abiertos”, indica Villegas.

Asegura que esta meditación cultiva la alabanza, la gratitud, el amor y la compasión, y sirve para eliminar el caos interno y externo.

“Te trae equilibrio a tu vida, también te libera de ideas o creencias que te han limitado. Te permite conectarte con tu ser interior, lo que te genera paz, tranquilidad y amor; que puedas disfrutar la vida con mayor fluidez, además de que potencializa tus habilidades de crecimiento interno, lo que se refleja en la vida y eres más creativo y efectivo”, dice el maestro.

Por otra parte, Miguel Ibarra, maestro de meditación Ishaya, precisa que ayuda a poner a la mente en quietud y observar los pensamientos, y su principal beneficio es que las personas aprenden a vivir en el aquí y en el ahora, lo que libera del estrés que produce estar preocupado por lo que pasó o lo que pasará.

“Generalmente, las personas están en un diálogo con su mente en el pasado o en el futuro. La idea es que estén en el presente y si, por ejemplo, están trabajando den lo mejor en el momento, y no estén pensando en el pasado o en el futuro, sino que estén totalmente en el ahora en cada actividad de su día”, dice Ibarra.

Al vivir de esta forma, precisa Villegas, las personas están más atentas a las oportunidades que se les presentan.

Menciona que se recomienda realizar esta práctica todos los días.

“Se recomienda a la persona que aprende a meditar que lo haga 20 minutos en la mañana, 20 minutos en la tarde, y 20 minutos en la noche”, indica Ibarra.

Esta enseñanza se originó con un grupo de monjes Ishayas que se establecieron hace más de 2000 años en un monasterio en lo alto de los Himalayas.

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