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Nueva publicación apuesta por la reflexión

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“La Jornada. La Jornada. Llévela es nueva”, dice un voceador de la línea en San Ysidro con una sonrisa cómplice que convence de pagar diez pesos y dejar de facebookear.

Tan nueva es la edición que aún huele a tinta. Es sin duda un objeto extraño en un contexto en el que se han declarado muertos a los medios impresos.

“Sé que es muchísimo más barato tener un sitio que imprimir. Pero también sé que los sitios noticiosos de internet más fuertes son los que están ligados a televisoras o medios impresos y se siguen alimentando de ellos”, explica Mireya Cuéllar, directora de La Jornada Baja California.

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Con 20 años de carrera en La Jornada nacional donde es accionista y fue jefa de corresponsales por los últimos diez años, Cuéllar apuesta a la creación de un medio crítico, reflexivo y valorado por el público que consume y se lo apropia.

“Internet la habitan los jóvenes que se acostumbraron a no pagar. Quieren la información gratuita y tenemos que hacer una campaña en sentido inverso porque generar información de calidad tiene un costo; cuesta pagar reporteros, pagar viáticos, pagar gasolina para ir a donde ocurren las cosas y tenemos que entrar a una reflexión de que la información de calidad cuesta y tiene que haber una sociedad dispuesta a pagar por ella. Si pagas por un café 35 pesos o pagas por un smartphone 500 dólares, yo no veo por qué no estás dispuesto a pagar por buena información porque de lo contrario, van a estar comiendo una gran cantidad de publicidad disfrazada de información”, agrega Cuéllar.

El sitio en internet de La Jornada

(jornadabc.mx) es actualizado constantemente, así como sus redes sociales (Facebook y twitter: LajornadaBC) a las que se dedican seis editores web.

Por ahora se imprime un semanario que sale los lunes y cuesta diez pesos.

La apuesta es llegar a imprimir un diario de lunes a viernes, en el que se encarte lo más importante de La Jornada nacional con información de los estados de donde son originarios miles de residentes en la región y en un segundo momento llegar al público hispanohablante de California, de San Diego a Los Ángeles para contribuir así a informar a la comunidad migrante y a la conservación del idioma.

“El equipo es una mezcla de gente con experiencia con gente joven. Los jóvenes están en todas las plataformas pero también veo que en ese camino los reporteros hemos perdido el tiempo de reflexionar más nuestra información, generando muchas notas cortas, sin contexto y el impreso te da oportunidad de reposar la información, de no perder la riqueza y la posibilidad de pensar”, explica Cuéllar.

En esta empresa la acompañan Antonio Heras que tiene más de 15 años como corresponsal de La Jornada en el estado; Julieta Martínez, quien fuera jefa de información de Milenio y corresponsal de El Universal y Olga Alicia Aragón que luego de trabajar en Chihuahua llega a Ensenada y es ahora coordinadora de asuntos especiales.

Al hablar de pensar, la veterana periodista vuelve a embestir contra la inmediatez y el falso sentido de pertenencia que pueden crear las redes sociales.

“En las redes sociales se puede fácilmente reproducir información de manera acrítica y hoy la gente cree que por darle retuit a algo inteligente ya se sumaron a una causa, creen que están participando en la realidad y no es así. Las redes sociales han sido paradójicamente desmovilizadoras de la sociedad porque la gente siente que forma parte de una comunidad, siente que está participando y en realidad es solo una percepción”, concluye.

Para abonar a esta reflexión necesaria La Jornada Baja California apuesta por sumar en sus filas a empresarios como anunciantes y a académicos como editorialistas.

“Veo a los empresarios quejándose de que los medios son amarillos y publican notas rojas y que no son plurales, pero los veo no queriendo invertir en medios, en publicidad, son pocos los que invierten en los medios. Tampoco tienen esa parte de responsabilidad. ¿Si no te gusta, porque no te anuncias en los medios que si te gustan?”, señala Cuéllar.

“(A los académicos) yo quiero decirles que tienen un papel en la sociedad, como guías de la toma de decisiones. Si alguien estudió un doctorado con recurso público, yo quiero que lo comparta, por eso me encantan los académicos, para poder decirles “devuélvenos un poco de eso que tú has aprendido y que has aprendido gracias a una beca”, sentencia.

El sistema de franquicia que tiene La Jornada Baja California (formalmente Calafia Publicaciones) apunta a un 49 por ciento a accionistas locales que aún se está buscando sumar.

“La información es un bien, no es cualquier producto comercial. La información tiene características muy especiales como producto y requiere ser interlocutor de la sociedad. ¿Si no estamos ahí para narrar quién le va a poner un contrapeso al poder? ¿Quién nos va a decir que ahí está la casa blanca? ¿Quién va a cuestionar que tan legítimo es que tú seas gobernador y sigas haciendo negocios? Si nadie está dispuesto a pagarle a un grupo de periodistas para que investigue ¿qué vamos a hacer?” termina Cuéllar.

Ni idea.

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